Deseos de año nuevo

Por José Valencia Sánchez


Si en este momento un genio mágico o ente milagroso se les apareciera y prometiera concederles  tres deseos, como en los maravillosos cuentos de Las mil y una noches, acaso muchos de ustedes titubearían para decidir sus peticiones, estimados lectores, pues existen tantos anhelos inalcanzables como estrellas en el cielo.

El primer deseo para los más sería el dinero. ¡Quién no ansía ser millonario!

 Los románticos pedirían amor,  otros quizás la eterna juventud, poder político, salud, belleza, fuerza física, viajes,  felicidad, ascenso en el trabajo, aumento de sueldo, etcétera.

Habrá quienes prefieran  inteligencia o valentía.

Y así, cada quien puede echar a volar su inagotable imaginación en estas postreras horas  del año.

Como primer deseo yo soñaría con un mundo  sin pobreza, donde nadie muera de hambre por carecer de dinero  para adquirir alimentos; que todas las familias tuvieran casa e ingresos suficientes para comida, educación y sana recreación.

Que a quien menos  bienes materiales posea, no le falte nada para ser tan feliz como el más rico.

Mi segundo deseo, la erradicación de todas las enfermedades, que la ciencia por fin descubra la panacea universal para que hombres y mujeres, incluidos niños y ancianos,  gocen de plena salud.

Y el tercero, aun a riesgo de parecer cursi,  imploraría colmar de amor el alma de todos los seres humanos, pues así no tendrían cabida la maldad y la injusticia, generadoras de tanto daño, principalmente entre  los más débiles.

Estos serían y son mis deseos de año nuevo. Sólo habiendo una equitativa distribución de la riqueza, podríamos hablar y disfrutar de justicia social.

Si ustedes, amigos lectores, analizan estas modestas reflexiones caerán en la cuenta de que no son ni descabelladas ni imposibles de volverlas  realidad.

Soñemos con la tan añorada  sociedad ideal, a la que aspiramos y por la que debemos continuar luchando para,  juntos ciudadanos y gobierno,  alcanzarla algún día.

Pugnemos para que  los pobres no sean tan pobres como para morirse de hambre o enfermedad.

En fin, brindemos  y hagámonos ilusiones de poder  vivir  en un mundo más justo.

Felicidades a todos nuestros lectores y amigos.

@@@