¡ADELANTE!
El
miedo de morir
Por
José Valencia Sánchez
Para Willy
García Ortiz, a 39
años de su ausencia física.
Personas que han
sufrido experiencias cercanas a la muerte, por enfermedad, accidente o atentado
delincuencial, confiesan a sus allegados que ello les “cambió la vida”.
A unos, los volvió más
tolerantes y aceptan los errores y debilidades de los demás. Perciben el mundo
de forma distinta. Son más generosos y afirman sentirse como si hubieran nacido
otra vez.
Sobre el tema existen
versiones encontradas, se han escrito libros, filmado películas y videos. La
mayoría de estas vivencias son narradas directamente
por los protagonistas a sus amistades y conocidos.
Sin embargo, inmersos
en la violencia de estos tiempos, conocemos otros tipos de experiencias y a
muchas personas sobreviviendo en la zozobra, que temen salir de su casa o
cuando un ser querido se ausenta por trabajo o diversión, se estresan por el
terror de que pueda sufrir algún levantón, secuestro, asalto u homicidio.
Quienes han sido objeto
de ataques a su integridad física, difícilmente recuperan la tranquilidad e
incluso se enferman de por vida.
Las madres que han
perdido a sus hijos o hijas. O todo aquel que ha visto partir hacia la
eternidad a un ser amado, jamás vuelve a ser el mismo, aunque aparente haber
superado el inmenso dolor del alma.
Los que no saben si su
familiar desaparecido vive o está muerto, se van consumiendo sin que nada los
consuele.
Son distintas
situaciones relacionadas con la muerte, pero igualmente traumáticas y marcan para
siempre a la víctima.
¡Quién no sabe de un
padre, madre, esposo, esposa, hijo, hija o persona apreciada que ha sucumbido
por la ola de inseguridad que nos agobia! ¡De alguien que salió de su domicilio
y nunca regresó!
¡O de un vecino, amigo
o conocido que simplemente desapareció y se ignora su paradero!
Hace unos días saludé a
una estimada amiga que estuvo a punto de perecer por enfermedad. También me
platicó otro gran amigo que tras el reciente asesinato de un pariente, toda su
familia vive aterrorizada ante la inseguridad.
El temor a la muerte
viene siendo el mismo, sea por enfermedad, accidente o asesinato, aunque haya
mujeres y hombres que presuman no importarles. Nadie, con excepción de los
suicidas, desea irse al ignoto más allá.
Que arroje la primera
piedra el que esté libre de miedos.
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