A
un mes del IV Informe
Por
José Valencia Sánchez
¡ADELANTE!
Javier Duarte de Ochoa
se comprometió a reducir en 50 por ciento la pobreza en el estado de Veracruz.
Al escucharlo, me emocioné, aunque de inmediato reaccioné y reflexioné: ¡Esto
es imposible! ¡Es demagogia en grado superlativo!
En lo más recóndito de
mi alma deseaba que lo expresado por el entonces flamante gobernador se
convirtiera en una maravillosa realidad social.
Los políticos lanzan
declaraciones optimistas y en la mayoría de las ocasiones están convencidos de
lo que dicen hasta que no asumen el cargo y constatan que el poder público no
es mágico ni ilimitado.
Descubren con horror que es inviable casi todo aquello que
prometieron y que la insuficiencia de presupuesto
es una de las causas principales.
Si con los programas
estatales y federales se logra reducir a la mitad el número de pobres en el
estado, ello bastaría para que Javier Duarte de Ochoa ingresara a la historia
como uno de los más grandes gobernadores de Veracruz.
Hasta ahora, según
cifras de Coneval, la meta se va
cumpliendo. El propio gobernador informó que en los que va de su sexenio, alrededor
de 300 mil veracruzanos han dejado de vivir en la pobreza extrema.
Seguramente en su
cuarto informe, el próximo 15 de noviembre, revelará más datos importantes
sobre este tema.
La gente de por sí
–como la mula que no era arisca—desconfía de los políticos y tiende a creer
exactamente lo contrario de lo que éstos informan.
He platicado con
personas que todo lo ven negro y nada proveniente del gobierno les parece
benéfico. Hay desempleo, inseguridad, hambre, etcétera, en toda la república.
Políticos modestos, medianos
y encumbrados, han decepcionado a los
ciudadanos desde hace siglos. Hoy nadie cree en ellos.
En fin, no perdamos la
esperanza. En lo personal ansío que Javier Duarte de Ochoa logre disminuir al
50 por ciento el número de pobres, tal como se lo propuso al iniciar su mandato…
y que el próximo gobernador se fije la meta de erradicar la otra mitad.
¡Suerte!
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